Se hace un llamado a los productores pecuarios y campesinos que habitan en zonas cercanas al hábitat del oso andino en Cundinamarca y Boyacá, a mejorar sus prácticas productivas y de tenencia de ganado para minimizar el riesgo de encuentros con esta especie silvestre y evitar los ataques.
Recientemente la CAR realizó una visita de reconocimiento al páramo de Chingaza, cerca al lugar donde hace algunas semanas se produjo el ataque de un oso a un ternero, cuyas imágenes fueron difundidas en redes sociales, y encontró vacas y terneros neonatos andando sin supervisión o contención en zonas donde se detectó la presencia de osos andinos.
Ante esta situación, Leonardo Martínez, biólogo de la Dirección de Evaluación, Seguimiento y Control Ambiental y quien lideró la inspección, pidió a los productores pecuarios que se encuentran en zonas cercanas a los hábitats de depredadores como el oso, a que tengan un manejo adecuado de sus animales.
Lea: En Guatavita cámaras trampa registraron apareamiento de osos de anteojos
Este tipo de ataques son poco frecuentes en el territorio, y cuando ocurren, son propiciados por un manejo inadecuado de los animales de producción al permitir que deambulen libremente e ingresen a las áreas de reserva, bosques o zonas aledañas a quebradas o riachuelos por donde deambula el oso durante su migración entre páramos.
De acuerdo con el funcionario, a la fecha no hay registro de ataques a personas por parte del oso y resaltó que, a pesar de ser una especie curiosa e interesada por explorar su entorno, evita interactuar con el ser humano y se muestra temerosa ante su presencia, huyendo u ocultándose.
Noticia en contexto: Piden no atentar contra oso de anteojos por su condición de cazador de otros mamíferos
Según la CAR, el oso de anteojos u oso andino es uno de los mamíferos más grandes que se encuentra en la cordillera de Los Andes y el único úrsido presente en Suramérica.
En el territorio CAR el oso se encuentra en los páramos y en el bosque alto andino, por donde migra en búsqueda de alimento recorriendo grandes distancias. Ha sido avistado en la ruralidad de Bogotá y los municipios de La Calera, Guatavita, Sesquilé, Macheta, Pasca, Cabrera y San Bernardo, en áreas aledañas a los páramos de Sumapaz, Chingaza y Rabanal.
La entidad le recordó a la comunidad que esta especie se encuentra protegida por la norma ambiental y penal colombiana por lo que atentar contra ella conlleva sanciones penales y multas.