Es notable que actividades o gustos simples sean transformadas convirtiendo algo de todos los días en un cliché fino y que al final, su procedencia sea un refinamiento para los gustos más exigentes aun viniendo de algo humilde
¿Y a qué diablos voy con lo anterior?
La cosa es muy simple para no extender tanto el carretazo y tal como lo indique anteriormente, sorprende el hecho de ver como por ejemplo, una actividad como la famosa y sencilla “caminata”, rutinaria y saludable desde la capital ahora se denomine “senderismo” y aun siendo algo en esencia sencillo, esta actividad en su ámbito elemental cualquier mortal le llamaría simplemente “vamos a caminar”
Lo anterior es una simple muestra del poder social siendo una caminata u otra actividad objeto de elegancia absurda dependiendo de quien lo manifieste o de cómo se venda, es decir, alguien estrato 6 difícilmente diría “vamos a caminar” y más si está en un municipio porque el término “senderismo” a los ojos del citadino seria lo correcto aun cuando en la idiosincrasia popular no lo es, es más, quedaría hasta en ridículo tan solo de mencionarlo.
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Y quede aún más sorprendido al ver en un centro comercial una falsa elegancia aún mayor: comer fritanga con guantes plásticos, todo un pajazo mental.
Si señoras y señoras, desglosemos el tema, porque la esencia de lo anterior es comer con las manos sin cubiertos sintiendo la grasita y más tratándose de un plato que merece todos mis respetos y hago exaltación de esta delicia gastronómica premiando la inigualable fritanga del hermoso municipio de Cogua en Cundinamarca la cual estoy por creer que ningún pueblo en la tierra iguala su increíble sabor.
A partir de una curiosamente ridícula denominada “FritangaFest” o festival de la fritanga para los más osados (nombre propuesto por los citadinos por supuesto) no deja de ser uno de los mayores logros en ingeniería de palabrería rebuscada para disimular la procedencia de este lindo arte transformado para el mero gusto capital estratista y la verdad no los culpo, pues en una ciudad caótica donde el hampa y la zozobra son el día a día, encontrar una vía de escape así sea con estos “modernismos gastronómicos” pues solo falta el alka seltzer para ir a comer y rezar para que no lo roben al regresar a casa.
Pero no seamos injustos y resaltemos algo de bondad en esta práctica de comer guacharaca, jeta, bofe, riñón, garganta, asadura y una cosa verde que ni recuerdo como se llama pero sabe mejor que todo lo anterior y otros derivados de lo que comúnmente conocemos como fritanga y que sin embargo, ya sea con guantes o sin ellos la comida es lo que es, es más, siendo honestos, sabe mejor sin guantes o que alguien indique lo contrario y mejor aun lo sustente si cree tener razón, ahh y algo que olvidaba ¿Cuanto vale una fritanga en un centro comercial? pues la verdad deberia pasar derecho y ni molestarse en preguntar el precio, porque con el valor de una sola, podria comprar como minimo cuatro o cinco fritangas en cualquier otro lugar aparte de la guarderia social de alto costo.
¿Cuál es esa necesidad ridícula de adecuar términos según el lugar donde se esté y peor aún el estrato donde se encuentre?
¿Por qué buscar perder la identidad de lo original a manos de la modernidad?
¿Porque en la mayoría de casos la gente de la ciudad tiende a menospreciar la originalidad municipal solo por no inmiscuirse con ella?
Glosario:
Senderismo = Caminata
FritangaFest = La popular fritanga
Y estoy absolutamente seguro que aparte de lo anterior, existen otras informalidades hermosas en cada respetable municipio, vereda o corregimiento que tienen mucho por mostrar y que sin necesidad de estratificarlos o poner nombres que desdibujan su originalidad, hacen eco en la lucha por ser únicos e irrepetibles, porque ya lo dice el dicho “aunque la mona se vista de seda, mona se queda” y supongo que de ahora en adelante, a cualquier tontada que inventen pondran la palabra "Fest" para dar ese falso aire de citadinidad y elegancia innecesaria.
Señoras y señores capitalinos, no hay nada mas rico que comer fritanga con las manos sin guantes llevándose un pedazo de deliciosa jeta frita o chunchulla y después de ello pegarse una buena caminata.