Jenny González Ballén, nació en Zipaquirá hace 36 años y lidera uno de los grupos teatrales más representativos de Cundinamarca, convencida de que el teatro es también otra forma de resistencia frente a la violencia que han sufrido las mujeres durante siglos
Jenny González Ballén tiene 36 años y su discurso esta permeado por el arte, muchas de las soluciones a la grave problemática que hoy viven las mujeres de la región pueden ser solucionadas a través del empoderamiento, potencializado por el teatro.
Ella hace parte de la Corporación Cultural Inconsciente Colectivo, uno de los grupos más representativos de la región, es común verla en diferentes medios de comunicación dando a conocer las labores de su grupo teatral. Pero muy pocas veces se puede desentrañar la pasión de esta mujer cuando se le pregunta por el papel que tiene en la sociedad.
Cuando se le pregunta a Jenny ¿Qué es ser mujer? Contesta con la elocuencia que la caracteriza y responde “ser mujer es luchar: ellas se levantan temprano a trabajar, educan a sus hijos, sostiene el hogar, están expuestas a la violencia que no es solo la de los golpes, también la psicológica, simbólica y exclusión, la más común de todas. Estamos en constante defensa, no debería ser así, pero la sociedad en la que estamos nos ha generado dudas y es por eso que todas están alerta aunque no debería ser así”.
“Ser mujer es una constante lucha, porque cada vez son más las vulneradas, es necesario defender nuestros derechos “. Afirma, preocupada no solo por ella sino por su hija, hermanas, amigas y madre que a diario están expuestas y violentadas por lo prejuicios que a diario se naturalizan en la sociedad. Cuando se le pregunta cuál ha sido el aporte desde su oficio para solucionar esta problemática, destaca que en sus clases el número de hombres es mayor, sin embargo, las chicas que están allí se intimidan porque no creen en sus capacidades, así que parte del proceso formativo esta en fortalecer su autoestima, hacer de ellas mujeres conscientes y pensantes capaces de generar ideas transformadoras.
Con el pasar del tiempo el dialogo con Jenny se hace más apasionado, nombra un inventario de problemas con las que las mujeres deben vivir, desempleo, violencia intrafamiliar, exclusión social, ausencia de planes que permitan el empoderamiento de ellas; pero quizás el más grave es directamente ocasionado por las mismas.
“Las mujeres no están convencidas de sus capacidades, de sus iniciativas de cambio, es terrible que en municipio como Zipaquirá solo tenga una concejala, que las mujeres que tiene cargos políticos se limiten a tareas asistencialistas, y peor aún que no generan una verdadera transformación social”. Afirma
No creemos en nosotras, permitimos que las condiciones de trabajo no sean iguales, particularmente el teatro solo ha sido visibilizado a partir de hombres así como los procesos formativos que allí se gestan, esto no solo ocurre en el ámbito artístico sino en muchos otros donde el papel de la mujer ha sido reducido a quien ayuda o apoya más no a quien lidera.
Su experiencia en el teatro le ha permitido no solo generar cambios significativos en sus integrantes mujeres, también forjar contenidos teatrales basados en esas situaciones invisibles que viven las mujeres a diario. “El teatro es otra forma de resistencia, de que la voz de las mujeres se escuchen y se generen otras dinámicas en la sociedad".
Finalizando la entrevista Jenny sonríe, pregunta si hay más preguntas, resalta que la mujer que más admira son muchas, son aquellas anónimas que van por el mundo cambiándolo, haciéndolo mejor para las generaciones futuras, aquellas, desinteresadas comprometidas y convencidas de que mundo necesita cada día más mujeres fuertes.